Formación en la Industria Alimentaria, una asignatura cada día menos pendiente

José Manuel García.

Profesional de la calidad, seguridad y formación en industria alimentaria. Garat Consultores.

Malos tiempos para la industria alimentaria nos está tocando vivir. De todos conocidos los casos de Listeria en carne mechada y toxina botulínica en atún, casos de posible fraude en la procedencia del Jamón, etc. Situaciones que provocan pérdida de credibilidad e imagen de nuestra industria alimentaria. Todo esto unido a la subida de los aranceles para un buen número de productos exportados a EEUU. Un año 2019 para olvidar.

Sin embargo, dentro de toda esta avalancha de noticias negativas, las cuales se retroalimentan en un mundo tan global como el que vivimos, he de decir que, a mi juicio, en general, la calidad de los productos alimentarios fabricados en España goza de buena salud.

Información y Formación

Disponemos de un tejido empresarial que ha salido adelante gracias al esfuerzo de personas empeñadas en aportar una mejora continua en los procesos involucrados en la manipulación, procesado, envasado o etiquetado de nuestros productos.

Una vez dicho esto, casos como los sucedidos este verano, como el de la carne mechada, no son fruto de la casualidad; cuando se juega con estas cosas, puede suceder esto. La falta de disciplina en prerrequisitos esenciales para el aseguramiento de la calidad, inocuidad y seguridad alimentaria, pueden provocar un problema tan grave como este.

Casos de listeria no publicados en prensa han existido y existirán [(Listeriosis in Spain based on hospitalisation records, 1997 to 2015: need for greater awareness separator commenting unavailable) (Zaida Herrador, Alin Gherasim, Rogelio López-Vélez, Agustín Benito)].

En mis años como responsable de calidad, y creo que hablo por muchos compañeros y compañeras, mi principal preocupación era la de hacer ver a los responsables de la gestión de las fábricas (jefes de producción, mantenimiento, compras, COO´s, CEO´s, etc.) que sólo se necesitaba una ocasión para que un problema similar a los que hemos conocido este año, ocurriera en nuestras instalaciones. La sangre fría que hay que tener para desechar uno o varios lotes de un producto sospechoso de sufrir una contaminación, por desgracia, no la tiene todo el mundo.

El trabajo de prevención debe ser continuo y sin tregua. La mayoría de las empresas españolas cumplen con estos requisitos con un sistema appcc, pero hay que trabajar para que esa minoría, que no es consciente de que juega con la vida de las personas, se adapte lo más rápido posible y se unan a esta mayoría que tanto bien hace.

Una de las herramientas más útiles, desde mi punto de vista, es el tiempo empleado en la formación del personal.

Herramientas de formación en la Industria Alimentaria

La formación, bien entendida, con una planificación adecuada y consensuada con dirección, es una manera muy útil de que en una fábrica se reme con un mismo objetivo.

Los departamentos de calidad de la industria alimentaria, cada día están compuestos de personal más cualificado que aporta valor y por lo tanto, beneficios. Esto, años atrás, no era tan normal, y algunas empresas se limitaban a fabricar con la vista puesta en el número de unidades por hora que salían, más que por la calidad de dichas unidades.

Gracias al trabajo de las instituciones y de las empresas dispuestas a dar un salto de calidad e invertir en Consultoria Alimentaria, esto ha ido cambiando hasta el punto de considerar la formación como pilar básico de un buen proceso de fabricación.

El tiempo empleado en una formación sólida, puede ahorrar tiempos de parada por no saber muy bien lo que se tiene que hacer, no dando lugar a la improvisación. Ese tiempo siempre será menor que el que se emplee en la gestión de un producto no conforme o la correcta utilización de maquinaria, por ejemplo.

Cada día, los planes de formación son más completos e involucran a más personas. En próximas publicaciones incluiré el ejemplo de un procedimiento del plan de formación para la industria alimentaria.

Los clientes nos hemos vuelto cada vez más exigentes y es por ello que las empresas han tomado nota.